Cuando una mujer menstrúa, en algunas ocasiones la salida del flujo viene acompañada de dolores muy intensos o medianamente fuertes y otras veces no hay ningún malestar; aunque se presume que cerca del 60% de las mujeres sufre de alguna molestia durante la menstruación.
Los cólicos, que se localizan en la parte baja del vientre y/o de la espalda y suelen ocasionar una sensación de debilitamiento generalizado y en especial en las piernas, están asociados a las contracciones del útero que ayudan a que el endometrio se desprenda. Lo que produce las contracciones y el dolor es el aumento de prostaglandinas (un tipo de hormonas) en el torrente sanguíneo.
Si bien estos dolores pueden ser muy molestos, y hay quienes además de ellos padecen otros síntomas días antes de que la regla se presente, el hecho de que una mujer tenga cólico no siempre es síntoma de que tenga una enfermedad. Imagínese, si así fuera cerca del 60% de las mujeres tendría problemas.
No obstante, es cierto que los cólicos muy fuertes, los sangrados muy abundantes y el dolor durante el coito, podrían llegar a ser síntomas de endometriosis. Si usted tiene, o conoce a alguien que padezca estos síntomas, tampoco piense que forzosamente se trata de este padecimiento, porque así como pueden ser signo de alteraciones en el endometrio, las molestias pueden se pueden deber a otras causas.
La endometriosis es una producción irregular de endometrio (la capa que sale durante la menstruación) y la salida de este a través de las trompas hacia los órganos internos. Digamos que la mayoría sale a través de la vagina pero una buena cantidad, en lugar de bajar, sube y a la larga puede obstruir las trompas y causar adherencias de endometrio en otros órganos. Aparentemente la mayoría de las mujeres tienen restos de endometrio fuera del útero, pero sólo algunas desarrollan endometriosis.
Saber si una tiene esta enfermedad no es tan fácil y hasta ahora el único método certero es la laparoscopia, que consiste en introducir una camarita al vientre a través del ombligo, para poder observar lo que pasa dentro.
En realidad, según datos publicados la semana pasada por el periódico El País, el 20% de las mujeres tienen este problema, pero lo bueno es que probablemente, si las investigaciones salen como se espera, dentro de poco será posible encontrar el verdadero origen de la enfermedad y con eso se facilitará el tratamiento atacando directamente las causas. Quizá sea posible encontrar algo menos invasivo o drástico, que no implique intervenciones quirúrgicas ni fuertes cargas de hormonas. La esperanza está puesta, como afirma la nota del diario español, en los baboons que son los únicos primates que también sufren este mal.
Y como de lo que se trata este padecimiento es de una producción y expulsión irregular del endometrio, quizá para esos casos la pastilla que mencionamos hace algunas semanas —aquella que pretende reducir los ciclos menstruales de 13 a sólo 4 anuales— podría ser de utilidad. Pero habrá que ver primero si no provoca efectos indeseables y esperar hasta el 2003 para ver si sí sale a la venta. Quizá pensar en su uso regular cause mucha polémica, pero para casos terapéuticos tal vez tenga más aceptación. Habrá que ver, y bueno, además esto es una mera especulación personal.