El ser humano, el mejor detector de mentiras

Algunas víctimas de lesiones cerebrales que pierden la capacidad para comprender el lenguaje oral, adquieren en cambio un talento singular: la capacidad de darse cuenta cuando alguien miente.

Un detector de mentiras humano, el sueño de cualquier juez o policía, se da naturalmente ente quienes enfrenta estas serias adversidades.

Desde hace décadas los neurólogos saben que muchas víctimas de apoplejía u otro traumatismo en el lado izquierdo del cerebro, donde se encuentra el centro de reconocimiento del lenguaje oral, saben descubrir a los mentirosos por sus expresiones faciales.

En su libro de 1985 “The Man Who Mistook His Wife for a Hat” (El hombre que confundió a su esposa con un sombrero) el neurólogo Oliver Sacks relata que varios de esos pacientes en un hospital reían a carcajadas mientras escuchaban un discurso del entonces presidente Ronald Reagan. Descubrían las mentiras entre las sonrisas del Gran Comunicador.

Ahora los investigadores tienen pruebas experimentales de esa observación.

Nancy Etcoff, del Hospital General de Massachusetts, en un estudio publicado hoy en la revista científica Nature, afirma que las personas con este tipo de daño descubren los matices de la expresión facial, “una expresión fugaz que aparece en presencia de una sonrisa falsa. Detectan esas emociones traicioneras”, dijo.

Etcoff investigó a pacientes con afasia, para los cuales las palabras de otros son un galimatías incomprensible.

Los pacientes no comprendían oraciones completas pronunciadas a velocidad normal de conversación, pero sí palabras aisladas y un lenguaje simplificado como el que se usa con los niños. Todos podían expresarse oralmente hasta cierto punto y sabían leer y escribir.

Los pacientes observaron videos en el que varias mujeres describían sus sensaciones al contemplar una escena agradable, tal como una puesta de sol en el Trópico.

Cada mujer hizo dos videos. En una versión, contemplaba una escena hermosa por televisión y comentaba su belleza. En la otra hacía los mismos comentarios, pero en realidad contemplaba imágenes horrendas de personas quemadas o con miembros amputados.

Los pacientes afásicos utilizaron señales convenidas tales como levantar la mano para indicar cuando pensaban que la mujer mentía.

Los no afásicos descubrieron la mentira en un 50% de los casos. En cambio, los afásicos lo hicieron en un 73% de los casos.

``La gente me dice que estos pacientes deberían ser jurados en los tribunales, o agentes de aduana'', dijo Etcoff.

Todos menos uno de los pacientes vieron los videos más de un año después de sufrir las lesiones. El paciente que la había sufrido menos de un año antes de la prueba mostró los mismos resultados que los no afásicos.

Esto sugiere que el cerebro lesionado restablece sus propios ``circuitos'' para afrontar el problema del habla, dijo Elliott Ross, profesor de neurología en la Universidad de Oklahoma.

Las investigaciones revelan que en la mayoría de las culturas las personas aprenden a temprana edad a controlar sus expresiones faciales para ocultar su malestar, sobre todo en situaciones sociales embarazosas.

Otros estudios indican que cuando una persona miente, la expresión facial superior la delata, mientras la boca proyecta el estado emocional falso